Economía social y solidaria

La Universidad en su conjunto ha sido partícipe del proceso de “despolitización” sufrido por la sociedad, como consecuencia de las políticas acaecidas durante los años de neoliberalismo. Deliberadamente, y  con diversas responsabilidades, la misma fue abandonando el pensamiento crítico como instancia de superación y de construcción de nueva cientificidad al servicio de la población. Lentamente la palabra “política” y todo lo que ella significa, iría convirtiéndose en un vocablo incómodo para el ámbito universitario, donde el conocimiento comenzaría a entenderse -tanto para las ciencias sociales como así también las llamadas “ciencias duras”- como el aprendizaje de métodos, procedimientos y técnicas incapaces de ser cuestionados y naturalizados como únicos y universales. Esta vertiente ideológica que postula el pensamiento “único” como modo de entender la sociedad, la ciencia, la economía, las relaciones entre las personas y entre éstas y el medio que las circunda tuvo una receptividad importante en el ámbito universitario, relegando a los márgenes a todas las otras experiencias que no cuadraban dentro de dichos parámetros. Afortunadamente, el consenso que sostenía esta visión ha ido resquebrajándose en los últimos años, dando lugar a la aparición de voces críticas, disidentes, portadoras de otras teorías y visiones que permiten re-pensar la producción de conocimiento en un sentido socialmente más integrador, que den lugar al surgimiento y fortalezcan nuevas prácticas a nivel social y político.