En el día inaugural del XVI Congreso Nacional y IX Internacional sobre Democracia, tuvimos el lujo y el placer de recibir en nuestra institución al Doctor en Filosofía (Universidad de Buenos Aires, 1961) y Doctor en Sociología (Universidad de Paris, 1973), Saúl Karsz. Luego de una cálida presentación a cargo de la docente Alicia Gonzalez Saibene, Saúl comenzó una conferencia que quedará en la memoria de varios.
Empezó la conferencia con el planteamiento de un “inventario de los elementos que componen la cuestión democrática». El cuál organizó de la siguiente manera: funcionamientos institucionales, posicionamientos políticos, exigencias profesionales, posturas éticas, y modos de vida.
Realizó una enumeración que comenzó por aspectos globales, colectivos y funcionamientos institucionales, y finalizó con prácticas individuales y maneras de vivir, porque según el conferencista la cuestión democrática se juega también en la intimidad del hogar, o en el seno de la consulta profesional. “Esto de la Democracia no es solo un asunto legal, no es solo un asunto político, (…) es también una posición ética”, afirmó el Doctor.
Además, mencionó dos registros específicos de la cuestión democrática: por un lado, el registro discursivo, compuesto por “las declaraciones políticas, los análisis políticos, tal o cual diario que usted lee o no lee, qué dice sobre lo que pasa hoy en Argentina”, explicó Karsz. Por otro lado, encontramos el registro de las prácticas, aquello “empírico y real, lo que yo hago en mi profesión, en mi hogar, en la calle”. Cuando se dice “régimen democratico”, debemos considerar que no es, únicamente, un sistema político; es también un “sistema de vida”, finalizó.
El conferencista hizo hincapié en las erosiones antidemocráticas, que suceden cuando el “alma bella”, persona buena, inteligente, comprometida con su época, da la espalda al mundo real y decide no jugar más con él ya que presenta desfasajes y sinsabores múltiples, además de contradicciones de toda suerte. Pasa a “refugiarse en el entre sí”, ya sea doméstico, comunitario, profesional o subjetivo. Elige quedarse en familia, y hablar con colegas y gente con la que está de acuerdo, pretendiendo que “el resto no existe”. Karsz determina: “El mundo real es, para decirlo educado, complicado. Y para decirlo en serio, jodido”.
A continuación, opuso brevemente las dos grandes corrientes de pensamiento: psicologismos e ideologías conservadoras, que plantean que “todas las causas están dentro de mí”, en contra de los sociologismos e ideologías izquierdistas, que suponen que “todas las causas están fuera de mi”. Según la elegida, puedo ser “autor soberano” ante la situación contemporánea, o bien, “completamente inocente”.
Al comenzar a hablar sobre la “crisis contemporánea de la democracia”, el protagonista de la conferencia aclaró que no tomaría esta idea “al pie de la letra”. “La crisis no es automáticamente una desgracia, no es un inconveniente. Puede ser más o menos fácil de vivir, sí, pero en humanidad tampoco es fácil vivir», explicó Saúl. Agregando que “de esa crisis no somos sólo víctimas, sino también productores”.
También, resaltó el hecho de que ningún gobierno, por más autoritario o perseguidor que sea, tiene la posibilidad de incidir en tu relación matrimonial, en tu discurso parental, en tu manera de ejercer la profesión, en tu relación con el resto, en tu manera de hacer comunicación, en los compromisos que aceptás, y los que no. En otras palabras, se trata de decir que las causas nunca son únicamente externas. “Sabiéndolo o no, yo colaboro con aquello mismo que estoy sentenciando”, concluyó el Doctor.
Finalizando la conferencia, Karsz invitó a preguntarse:
¿Debemos hablar de democracia como una modalidad singular y prototípica, o hablar de modalidades históricas y, por consiguiente, adjetivadas de democracia? La democracia está siempre en crisis, pero no todas son equivalentes, ni están hechas con el mismo ensañamiento: debemos observar quién la organiza, quién la sufre y quién se beneficia.
Saúl determinó que crisis y democracia son “sinónimos intercambiables”. La crisis no es inocente, ni un accidente; es una estructura constitutiva de algo histórico, “es la manera de existir de la democracia: en crisis”.
Por Carmela Pérez Grimalt/ Fotografía: Diego Alonso González Fuentes y Lucca Trentini.
Comité de Prensa Estudiantil del Congreso sobre Democracia.