El pasado viernes 9 de agosto se realizó el Ciclo de Debate y Formación “El sistema penal como pedagogía patriarcal”. La profesora invitada Elisabet Almeda Samaranch junto a su compañero Dino Dinella brindaron un seminario intensivo y participaron de un conversatorio junto a estudiantes, docentes y organizaciones sociales.
“Nada de lo que acontece merece el desprecio de la simplicidad y me parece que el tema del día de hoy no merece el desprecio de la simplicidad, sino que merece una jornada compleja, de debate y reflexión profunda” expresó la Secretaria de Extensión y Vinculación, Mariela Daneri, en la apertura de las actividades desarrolladas el último viernes en el aula 103. La importancia de pensar la relación entre mujeres, cárceles y sistema penal se vio reflejada en la amplia convocatoria de asistentes y el apoyo de autoridades de la Facultad. Así también se hicieron presentes para abrir el Ciclo, el Decano Gustavo Marini; la Directora del Instituto de Investigaciones, Anabella Busso; la Secretaria de Género, Noelia Figueroa y Mauricio Manchado del Programa en Cárceles.
El evento contó con un Seminario intensivo por la mañana y un Conversatorio con organizaciones sociales por la tarde. Las actividades comenzaron con la disertación de especialistas internacionales en las temáticas: la Dra. Elisabet Almeda Samaranch de la Universidad de Barcelona y el Dr. Dino Dinella de la Universidad de Río Negro.
Para Samaranch el título del evento no podía ser más correcto
“el poder de la cárcel y del sistema penal reproducen las mismas lógicas y las mismas violencias del sistema patriarcal”, expresó entre sus primeras líneas. “La cárcel se erige como el contexto ideal para amplificar los estereotipos de género, le va muy bien al patriarcado tener a la cárcel porque es ahí donde se va construyendo los estigmas de la mala madre, mala esposa, mala mujer, mala hija” continuó.
Para la académica las instituciones de reclusión femenina tienen su propia fisonomía y lógicas de funcionamiento y a lo largo de los siglos ha habido una forma específica y diferencial de castigar a las mujeres. Desde el punto de vista de Samaranch, el sistema penal también incluye el control social informal.
“El tipo de castigo a las mujeres transgresoras se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos a través de un discurso de tratamiento que ha definido a la mujer presa, a la mujer delincuente, como una mujer que ha transgreído no solamente las normas penales sino también su condición femenina. Por eso esa doble condición de la mujer presa ha hecho que durante siglos su castigo siempre ha sido mucho más duro, mucho más severo, ha sido mucho más discriminada que en el caso de los hombres, porque ha vulnerado a los dos roles, no solo el rol penal sino su rol de mujer esposa madre, etc. el rol sexista que se le ha otorgado”, explicó.
El libro Vigilar y Castigar de Michelle Foucault se llevó algunas críticas de parte de la investigadora.
“Se le olvido como a otros, como a muchos grandes de la criminología y filosofía, se le olvidaron las mujeres, se le olvido una parte importante de la gente”. Para ella, Foucault decía que las cárceles nacieron en el capitalismo con la disciplina social, en la era industrial con los geriátricos, instituciones de menores y psiquiátricos y que él habla de cárceles de hombres. La invitada manifestó que el famoso autor olvida que la “reclusión ya existía en el caso de las mujeres en las casas de las galeras(…)”. “Por eso a un libro mío en vez de vigilar y castigar, lo titulé: corregir y castigar. Porque a las mujeres no solamente se nos quería vigilar si no que se nos quería corregir de nuestra domesticidad perdida, como dicen algunas criminólogas”, cerró la idea.
Su compañero expositor, Dino Dinella, tomó la palabra luego de sus intervenciones y abordó a través de enfoques interseccionales y decoloniales del feminismo algo que recalcó estar muy silenciado y que es el lugar que tienen las mujeres pertenecientes a pueblos originarios en relación a su transgresión del sistema penal.
Luego de un minucioso desarrollo histórico del país y de comunidades originarias, el abogado hizo referencias al Segundo Parlamento de Mujeres Indígenas desarrollado hace poco en Rio Negro.
“Lo que se planteaba ahí es la necesidad de visualizar diferencias y las propias trayectorias que están teniendo las mujeres de los pueblos originarios y cómo son otra vez los chivos expiatorios”, indicó.
Para el investigador, son las mujeres de estas comunidades que pese a los procesos de exclusión que vienen sufriendo desde hace mucho tiempo, plantean los modelos de resistencia de los pueblos originarios. “Son las mujeres las que están resistiendo y la cárcel les ha prohibido reproducir sus prácticas dentro del sistema de encierro”, expresó; para finalmente concluir: “los pueblos originarios nos están marcando una idea de cómo bregar en estos procesos, falta que también el feminismo de nuestro país las escuche”.