En medio de reflexiones sobre el sistema democrático finalizó el Congreso

El jueves 6 de septiembre, finalizó el X Congreso Nacional y III Congreso Internacional sobre Democracia en una mesa conformada por Waldo Ansaldi, Gerardo Caetano y el decano de nuestra facultad, Franco Bartolacci.

 El panel fue coordinado por la representante del claustro estudiantil Dafne Timó, quién abrió la mesa diciendo: “La universidad es un lugar para el pensamiento crítico, plural y colectivo”.

“es la carta de presentación de la facultad, este es «el congreso de Rosario»” aseguró Bartolacci.

En su octavo congreso como disertante, Waldo Ansaldi recalcó el cambio institucional del congreso de los estudiantes a la universidad. “No hay en Argentina un congreso como éste”, aseguró, y rescató el respeto que se tiene ante las opiniones del otro, con tanto pluralismo y sin limitaciones en las tendencias de las exposiciones. Para Ansaldi, esto refleja la construcción de la política democrática desde el seno de la sociedad civil en un país en que “carece de cultura de tolerancia”. Resaltó el hecho de que recién a partir de 1980 aparecen las reflexiones sobre la democracia, refiriéndose a esta última como un sustantivo que necesita ser adjetivado y que puede serlo de múltiples maneras. Teniendo en cuenta esto asegura que la democracia no es un proceso irreversible y que los regímenes de este tipo no están consolidados. Necesita trascender el sufragio, ya que no se trata sólo de votar sino de una participación activa de la ciudadanía.

El historiador uruguayo Gerardo Caetano planteó la cuestión de América Latina y dijo que “vivimos un proceso de reconceptualización de la democracia”, el cual se resolvería radicalizando su cuestión conceptual retornando a los orígenes y recuperando ciertas identidades del concepto, como abatir la pobreza y la desigualdad. Según Caetano, para lograrlo es necesario discutir los modelos de desarrollo, recuperar la noción de futuro, considerar que la política mueve la barrera de lo posible/imposible y superar la “cultura del presente permanente, de lo instantáneo”, asegura. Además, lo central para América Latina implica discutir la riqueza.