En los años ‘70 y principios de los ‘80, a la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, ingresaban unos 120 estudiantes; el personal no superaba las 30 personas, al igual que los/as docentes.
A diferencia de otras facultades de la UNR, Ciencia Política y Relaciones Internacionales, no impartía cursos libres, de manera que docentes y alumnos/as permanecían muchas horas en la institución. Así lo relatan Adriana Corbera, Sara Saavedra y Héctor Romani, personal nodocente por esos años en la FCPOLIT.
Las dependencias propias eran pequeñas. Adriana Corbera recuerda que “La relación con los/as estudiantes antes era más estrecha… eran pocos; era “todo muy chiquito… [apenas] cinco aulas” y un mínimo espacio para bedelía –a la cual llamaban “el confesionario”–.
Sara Saavedra lo confirma: en las pequeñas oficinas administrativas, en realidad, una sala compartida, “hacíamos un poco de todo… era oficina de pago, despacho, personal…” Los recursos tecnológicos eran pocos y las exigencias de la burocracia, muchas: “trabajábamos con una Lexicon 80” y, como se necesitaban dieciséis copias de cada resolución, “se tipeaban tres veces” con carbónicos y papel “manifold”. Todo era “muy rudimentario”.
Relata Héctor Romani que la imprenta, compartida con la Facultad de Derecho, tenía “en ese entonces… un mimeógrafo… el único que había”. Recién durante el decanato de Mónica Priotti, en los años ‘80, “empezaron a comprar unas máquinas para la imprenta… lo mínimo… para poner la imprenta propia de la Facultad”. Mientras tanto funcionó con una fotocopiadora alquilada y “una grabadora de esténciles electrónica”.
El hecho de ser grupos relativamente reducidos y cierta preocupación por conquistar una identidad como estudiantes de una pequeña Facultad instalada en la planta alta de otra mucho mayor, indujo un alto nivel de camaradería entre los/as alumnos/as.
En efecto, a pesar de las discusiones políticas e ideológicas, la cocina, el bar del primer piso y la biblioteca fueron lugares de socialización, intercambio y encuentro entre los/as estudiantes, los/as docentes y el personal administrativo/a y de servicios. Todos los/as protagonistas de la época lo enfatizan.
Sara Saavedra y Adriana Corbera recuerdan que “Éramos como una gran familia…yo conocía un montón de alumnos/as…ahora no los conozco, porque estamos en otra área totalmente separada…allá era todo muy familiar”; añoran aquella Facultad –donde hasta “se jugó…al carnaval”– y los antológicos almuerzos del aula B, preparados por el Intendente Rubén Reparado y compartidos por docentes, estudiantes y nodocentes.
Los recursos fueron mejorando lentamente. Poco después de instalarse en la Facultad de Derecho, Comunicación Social tuvo un pequeño espacio para la Sala de Redacción, Radio y Ciencia Política, una Hemeroteca.
Los recursos de los estudiantes cambiaron paulatinamente –apuntes manuscritos o mimeografiados y muchas visitas a la biblioteca en los ʻ70, fotocopias en los ʻ80 y ʻ90 y actualmente, archivos digitares y blogs–, pero, el mate y las largas horas de estudio se conservaron.
*Material extraído del Libro Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales 40º Aniversario Autores: Alicia Megías…[et al.] 1º Ed. – Rosario: UNR Editora. 2013