La defensa de la causas comunes

El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel firmó un convenio con la Cátedra del Agua de la Facultad, fue distinguido y brindó una conferencia en la jornada que se tituló “Los nuevos derechos ambientales de la Tierra. El agua en las escuelas”.

La mañana del pasado 9 de agosto comenzó con diálogos amenos y profundos. El Decano de nuestra Facultad, Gustavo Marini; el Rector de la Universidad, Franco Bartolacci; junto al Director de la Cátedra del Agua, Aníbal Faccendini y el Nobel, Adolfo Pérez Esquivel, firmaron un convenio para concientizar que las escuelas del país cuenten con bebederos aptos para el consumo de agua segura, libre y gratuita, luego de que un diagnóstico de la Cátedra del Agua diera cuenta que menos del 10% de estas instituciones los proporcionan.

Por la tarde las autoridades volverían a encontrarse en la jornada “Los nuevos derechos ambientales de la Tierra. El agua en las escuelas”, realizada a sala llena en la Sede de Gobierno UNR de calle Maipú. Ahí, luego de la intervención del nuevo Rector, nuestro Decano, Gustavo Marini, hizo uso de la palabra.

“Se puso la mochila en su espalda, la de la carga de la defensa de los derechos humanos (…) estos derechos humanos que hoy forman parte junto con la democracia y las principales conquistas del pueblo argentino y sobre las cuales jamás debemos retroceder”, dijo presentando y celebrando la presencia del invitado en el debate. Antes de pasar la palabra, Marini hizo referencia al Agua, manifestando que “sin ninguna duda esta tiene que ser un derecho universal e incorporado”.

Aníbal Faccendini, Director de la Cátedra que impulsa el Derecho al Agua a través de propuestas concretas como el Derecho de Jarras en bares y restaurantes de la ciudad, fue co-expositor de la actividad.

“Planteamos un ambientalismo inclusivo que abarca la totalidad. No solamente flora y fauna sino también económica, sociales y políticas de uno de los seres vivos que es el ser humano, dentro de toda la biología, de una totalidad”, comenzó el académico.

Posteriormente usó su tiempo para plantear aquellos derechos que reclama la Tierra y por los que se hace necesario bregar: el derecho a la autonomía de la tierra; los derechos que garantizan el acceso a los bienes comunes universales a todas las personas (agua, tierra, conocimiento, entre otros); y los derechos que tienen que ver con la autologicidad y el respeto de los tiempos de la Tierra para la búsqueda de una armonía con ella.

La última posta la tuvo el invitado. Pérez Esquivel tiene 50 años de docencia, en los años 80 recibió el Premio Nobel de la Paz y llegó a nuestra Universidad para conversar sobre la relevancia del agua. Por medio de las anécdotas de algunos de sus viajes daría cuenta de que el agua se trata no solamente de un recurso clave sino también de un derecho humano fundamental. Así, rememorando conversaciones con sobrevivientes de las catástrofes de Hiroshima y Nagasaki contó:

“Lo único que ellas sentían es que los sobrevivientes que estaban destruidos querían agua, no querían otra cosa. Me llamó mucho la atención cuando hicimos la recorrida por donde están los restos de las victimas y ellas les dejaban un vaso con agua”.

“Hace mucho tiempo que venimos trabajando a nivel internacional sobre los problemas del agua y medio ambiente. El agua no lo podemos tomar aisladamente, debemos tomarlo con un pensamiento holístico integrador, no hay ser viviente que pueda vivir sin agua”, señaló el profesor.

Fueron varias las referencias durante su discurso sobre acciones del hombre que atentan contra la Tierra y al respecto anunció: “La casa común está en peligro y nosotros somos los responsables de salvarla”“Las cosas pequeñas son las que hacen las grandes cosas, no las grandes cosas hacen las pequeñas. Las cosas pequeñas, las cosas cotidianas. Esto de la Jarra de Agua y de ponerla en las escuelas, tiene que ver con la salud pero también con la conciencia crítica, con los valores”, indicó el Nobel, atribuyéndole en esto una tarea importante a la Universidad Pública.

Hacia el final, Adolfo Pérez Esquivel se definió como “aprendiz de la vida” antes de abrir la ronda de preguntas. Sus respuestas y los remates finales durante su discurso dejaron en claro que para organizar la defensa de la casa (la tierra, el planeta) y las causas comunes (como el agua) hace falta una “educación como práctica de la libertad” y “ser rebeldes frente a las injusticias”.