Otra manera de hacer periodismo. La rebelión en la mirada

En el marco del Congreso sobre Democracia, se realizó el panel titulado «La rebelión en la mirada. Fotoperiodismo: otra manera de contar». Organizado por la cátedra de Fotoperiodismo de la carrera de Comunicación Social, el panel estuvo integrado por los reporteros gráficos Virginia Benedetto, Alejandro Guerrero, Silvina Salinas, Sebastián Suárez Meccia y fue coordinando por Leticia Rigat y Germán Menna.

Conjuntamente con esta actividad, en el segundo piso de la facultad, se presentó un extracto de la muestra homónima con distintos trabajos fotoperiodísticos.

La muestra completa se puede ver online aquí:

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Muestra de Fotoperiodismo del Sur Santafesino: La rebelión en la mirada

Por Sonia Tessa

En época de selfies y proliferación inagotable de imágenes, fotos instantáneas, enfoques propios y ajenos que se instalan a cada momento, detenerse en las fotos propuestas por las y los fotoperiodistas del sur de la provincia implica también una inversión: encontrar en esas miradas un sentido para realidades que se yuxtaponen en el devenir cotidiano.

La mirada de cada fotoperiodista puede parecer una bendición –e incluso una casualidad- a los lectores del diario, los transeúntes que se paran en el kiosco de la esquina, extasiados ante ese momento congelado, muchas veces indiferentes a las palabras que lo acompañan.

Pero es bueno saber que los fotoperiodistas no llegaron a esas miradas por generación espontánea: las fueron construyendo durante años de elegir cómo poner su cámara. Dónde pararse ante cada noticia, qué decir con lo que cuentan, pero también qué posición tomar en las asambleas de trabajadores de prensa. Elecciones que exceden ampliamente el momento de pulsar el disparador. Toda una vida puesta en acción en cada toma.

Así le dan sentido a estas miradas sobre el mundo del trabajo, la dignidad que se retacea, la violencia impregnando las calles y, especialmente este año, las tragedias que irrumpen para recordar la fragilidad de nuestras vidas.

Con la conciencia de una condición: la de trabajador de prensa, que se comparte, y condiciona cualquier enfoque posible. Desde esa conciencia sitúan su mirada en el lente, hacen foco en este ángulo antes que en otro, develan lo oculto.

De eso se trata el periodismo: elegir un enfoque, encontrar la materia que permita convertir ese recorte necesario en un relato sensible, capaz de asirse como un sentido posible para el aluvión de estímulos que llamamos realidad.

Los acontecimientos que moldean la vida de una ciudad se organizan desde una perspectiva. Esta muestra propone, justamente, una perspectiva del año que pasamos entre estallidos desgarradores y violencias cotidianas.

Cada fotoperiodista encontró su mirada, contó la historia que había ido a buscar, la que algún jefe le pidió, pero también la que escogió entre tantos enfoques posibles, entre las muchas que adivinan en la labor vertiginosa, obligados a “disparar” una tras otra las imágenes con inevitable destino de selección.

Porque recién a la hora de la edición la tarea se completa, una muestra es tanto las fotos que se ven como las que quedaron a un lado. Las descartadas también formaron parte de la construcción que habilitó la mirada elegida.

Cada fotoperiodista puso su impronta. Algunas fotos dejan sin aliento. Como una bofetada o una caricia. Porque allí hay más que un sentido, hay una inspiración. Esa tremenda capacidad expresiva de las imágenes aparece allí donde las palabras no penetran. Y cuando una foto habla en su propio lenguaje, dice tanto de quién la hizo como de quienes las miramos.