El pasado viernes se realizó la presentación del libro “Los Monos”. Uno de sus autores, Hernán Lascano, estuvo presente y dialogó con los asistentes sobre la obra, redacción y periodismo de investigación. A continuación un resumen para inspirar a aquéllos con ganas de escribir.
Maniobras para ingresar dinero del circuito negro a entidades financieras, bandas ligadas al tráfico de estupefacientes y secuencias de venganzas tras el asesinato de un líder, podrían ser parte de la sinopsis de alguna conocida serie de Netflix. Pero lo cierto es que son trozos de una realidad que nos toca de cerca y se tratan de todos hechos corroborados por investigaciones periodísticas, como la del libro “Los monos”, de Hernán Lascano y Germán de los Santos, que fue presentado el viernes pasado en nuestra Facultad.
El libro trata cuestiones que, en palabras del mismo Lascano, se volvieron de inevitable abordaje público. Como explicó el autor “la ciudad de repente no pudo dejar de hablar de lo que conocía que ocurría desde hace mucho pero que estaba deslizándose de manera nebulosa”. Este libro no sólo trata de la banda; es la historia de qué ocurrió y ocurre en Rosario para que se hayan dado los acontecimientos de violencia e impunidad ligados a la delincuencia y al narcotráfico que todos conocemos.
La actividad del viernes ofreció unas dos horas en las que el periodista conversó con estudiantes, docentes y colegas sobre la obra y su proceso de elaboración. Gracias a un intercambio que dejó una riqueza conceptual muy provechosa, el resultado del evento fue una clase magistral de periodismo.
El escritor, contó que en los últimos días recordó a Rodolfo Walsh en su clásico “Operación Masacre” y explicó que el célebre periodista, 12 años después de aquella investigación, había dicho: “podemos revisar a 12 años las colecciones de los diarios y uno va encontrar que esta historia no existió ni existe”. Para Lascano, en Rosario, con Los Monos, ocurre al revés: uno puede revisar las colecciones de los diarios y desde el año 95 todo fue siendo referido por la prensa.
El proceso de elaboración del libro llevó 2 años y el proceso de escritura, unos 16 meses. “Para nosotros los más esforzado fue cómo contar los hechos de cómo algo tan extenso y heterogéneo atravesaba la ciudad”, contó el periodista, al respecto.
Como los autores quisieron hablar de Los Monos para hablar de qué pasó en la ciudad que permitió a esta banda “que son una banda entre otras bandas” poder avanzar sin encontrar un freno del sistema penal ni una lectura del sistema político ni de seguridad pública, sobre la redacción Lascano explicó “No tenía sentido hacer un recorrido cronológico, por ahí a la historia le venía mejor establecer nudos de problemas que permitieran, al mismo tiempo, ir contando de una manera que narrativamente fuera apelativa o atractiva para los lectores de qué era lo que había ido pasando”.
La obra, una coautoría, supuso un proceso de escritura a cuatro manos. Sobre cómo resultó esto, Hernán bromeó “tuvimos que tomarnos un barril de tilo los dos”. Cuando las risas pararon, contó “para nosotros era importante escribir el libro de a dos por varias cuestiones: primero por la cuestión complementaria frente a un tema complejo, en movimiento, que sigue en movimiento y que genera mucha controversia (…) Realmente nos parecía un factor de mucho más riesgo que uno solo trabajara”. Cada uno escribió la sección con que más cómodo se sentía y veía la del otro sugiriéndole correcciones. Tuvieron miedo por los cambios de estilo, pero en su momento, la editora les dijo “el trabajo que hacen va a ir generando homogeneidad y, si no se genera, no importa. Lo que importa es que haya una trama y que sea ágil”.
Cómo obtener la información fue un tema muchas veces abordado durante el evento. “Los lugares donde se obtiene información son los espacios donde ocurren las cosas, lo único que hay que hacer es tratar de dar, a veces de manera lateral, con alguien que esté dispuesto a hablar y eso, contra lo que parece, no es difícil. Hay que tener perseverancia”, señaló el invitado. Los datos que originaron la investigación surgieron de muchas vertientes: lectura de numerosos expedientes y entrevistas informales con judiciales, fueron el grueso de ello. Pero, incluso, con una imagen consolidada de reconocidos periodistas, tuvieron que ingeniárselas para recabar información y esto incluyó desde el contacto con vecinalistas, docentes y trabajadores sociales que los conectaron con personas que pudieran dar cuenta de lo que ocurría, hasta ¡correr una maratón para observar lugares!
Podría parecer que estas cuestiones trabajadas en el libro son o deberían ser parte de un trabajo de juzgados pero, si algo quedó claro del encuentro, fue la necesidad de distinguir el trabajo periodístico del trabajo judicial. Si bien mucho de lo averiguado por los periodistas no puede servir para condenar a nadie, eso no significa que deje de existir. “Esto de que el trabajo periodístico parecería liviano al lado del judicial, no lo es. Sí tienen naturalezas distintas. Uno tiene que ser maniáticamente riguroso, sobre todo cuando va a hablar de cuestiones que tienen que ver con conflictos. El trabajo periodístico tiene su esfera de rigor y debe ser puntillosamente acatado”, señaló el autor.
No es difícil notar que Lascano es comunicador social graduado de nuestra casa de estudios. Las referencias constantes al mundo del cine, sus nociones metodológicas no solo a nivel periodístico sino también científico y sus anécdotas de algunas clases, lo delatan. Si alguien ha visto la película Perros de la Calle, de Tarantino, y recuerda la escena en la que el Señor Naranja es entrenado por un policía para que pueda generar empatía en un grupo de delincuentes en el que está inserto como infiltrado, recordará, como así lo recuerda el invitado, que “son los detalles los que venden tu historia.” Pero el licenciado agrega: “la venden a condición de que estén insertos en una estructura narrativa lógica que viene dando cuenta de una historia previa y una historia posterior.»
La presentación del pasado viernes fue coordinada por Juan Pablo Sarkissian, quien guió la conversación; y organizada por el Postítulo en Periodismo y la Escuela de Comunicación Social. Fue la directora de esta última, Silvana Comba, quien señaló la actividad como “instancia para adentrarse en la práctica del periodismo de investigación” y felicitó a los autores por “lograr publicar trabajos de ese estilo en un panorama de rutinas de lecturas fragmentadas, donde solo importa lo instantáneo y donde la concentración de medios toca todos los poderes”. Quizás el porqué de ese objetivo cumplido, que fue la publicación de la investigación, lo haya sentenciado el autor desde el comienzo de la actividad, cuando dijo: “Para contar una buena historia primero hay que tener una buena historia”.