El antropólogo Dr. Alejandro Grimson invitado por nuestra Facultad, presentó ayer en el Espacio Cultural Universitario (ECU) su nuevo libro Mitomanías Argentinas, en el cual describe una serie de mitos, los analiza y “desarma”.
Grimson explicó que en vez de viajar una gran distancia para aprender una diferencia, este libro busca degenerar intelectualmente una distancia con la propia cultura y el propio lenguaje. “En el primer caso el desafío es aprender una lengua que no es la mía, y en este caso hay un desafío que es desaprender mi lengua y darme cuenta que es una lengua contingente, resultado de una historia particular y que carga sedimentos que fueron depositándose en ese lenguaje”, aclaró.
Mitomanías Argentinas no habla del lenguaje argentino, sino que sólo se toma la manera en que los argentinos hablan de ellos mismos. “Una de las cosa que más me sorprendió es que los argentinos tenemos la peculiaridad de hablar bastante mal de nosotros mismos, hablar pestes”, resaltó el antropólogo. Y citó mitos que sostienen esta idea como “todo tiempo pasado fue mejor”, “este país es una porquería”, “la única salida es Ezeiza” y “los argentinos son irresponsables”. Pero también se encuentran los mitos patrioteros: “nosotros somos los mejores”, “estamos condenados al éxito”, entre otros.
El autor contó que intenta contrastar las frases con investigación social realizada desde las universidades argentinas, manteniendo dos planos del discurso, uno muy claro y contundente que es frase contra información; y otro que intenta desmentir el mito y explicar por qué existe. “Este libro intenta analizar el lenguaje argentino sobre la argentina a partir de las dicotomías para hacer una crítica de la cultura política como una cultura dicotómica”, culminó Grimson.
El libro posee además su propia página web donde los usuarios pueden enviar mitos e intentar desarmarlos pidiendo la opinión de otros lectores. Tal como explica Grimson “Desarmar Mitolandia” es un proyecto cultural. El libro “Mitomanías” es su primer arma, pero el sitio web es el mayor desafío: la invitación colectiva a sumar voces, desmitificar y hacer que el proyecto cultural continué.
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