“La ciencia es molesta para quienes piensan que el virus no existe”

Desde hace más de 30 años Anabella Busso es profesora universitaria y siempre ejerció la docencia paralelamente a la investigación. Desde el 2012 dirige el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales que nuclea la producción científica de muchas disciplinas ligadas a las Ciencias Sociales en el ámbito de la UNR.

Estudió junto a profesores que se volverían referentes académicos a nivel nacional y latinoamericano, como Diana Tussie, Atilio Borón o Roberto Bouzas; y accedió a una entrevista de la única manera en la que es posible realizarlas en pandemia: a través de las pantallas.

Atendió desde el espacio de su casa que parece tener destinado para trabajar o al menos así la delatan las impresoras, los libros y las carpetas que la rodean. Recordó sus años de trabajo pero lo hizo pensando en la actualidad de la ciencia y su papel en época de aislamientos preventivos.

¿Qué ha significado la pandemia y la emergencia sanitaria para la ciencia en Argentina?

— Desde mi punto de vista que no es el general, la pandemia genera efectos que los sociólogos llaman negacioncitas y que son: “el virus no existe”, “a mí no me va a pasar” o “le pasará a otros pero hay que continuar porque a mí no me toca”; o por otro lado, la responsabilidad del otro: “el virus chino” como dice Donald Trump.

En esa comunidad que tiene ese tipo de pensamiento, la producción de la ciencia es molesta, porque la ciencia tiene mayor certeza que ese discurso y en ese sentido no le queda otra alternativa que desprestigiarla o negarla porque es un discurso científico que da instrucciones que ese sector no quiere obedecer.

Pero, por otro lado creo que existe una parte mayoritaria que valora ese aporte, que también valora la relación entre los políticos y esa comunidad científica que los asesora desde el punto de vista de la salud pública, y esto me parece positivo.

Ciencia Argentina, Pandemia Mundial

De gran trayectoria en investigación en la UNR y el CONICET, entiende que las Ciencias Sociales tienen mucho para decir sobre el Coronavirus:

“Si bien la pandemia tiene una dimensión muy articulada con las Ciencias Médicas y con los inmunólogos, la gente especializada en virología, en salud pública y demás, hay consecuencias mediatas e inmediatas que tienen que ser abordadas por las Ciencias Sociales.

No solo después de la pandemia, también en el transcurso. El hecho de que una de las pocas alternativas que queda para enfrentar el problema sea la cuarentena dura al inicio o alguna modalidad de aislamiento social, interrumpe los vínculos sociales tradicionales y generan numerosos efectos que en líneas generales son estudiados por las Ciencias Sociales”.

Los impactos de la pandemia en la comunicación; los debates sobre el rol del estado; los impactos en las cárceles, en las cuestiones de género, en el orden internacional, en el incremento de la pobreza; las reflexiones en torno a cómo se modifica el espectro político y las invasiones a la privacidad, son algunas de las cuestiones que, según la académica, corresponden a esta rama de la ciencia.

“Hacía mucho tiempo que en la Argentina no había otro sector académico que no fuesen los economistas como los grandes soportes de un conjunto de políticas públicas y del discurso político y oficial. Que la comunidad científica en este caso ligado a la medicina haya cumplido ese rol en la etapa inicial me parece muy valioso”.

Si hay algo que han repetido varias veces las y los políticos, profesionales y científicos sobre el momento de emergencia sanitaria que atraviesa el mundo es que hay información poca o nula sobre el virus a la hora de tomar decisiones, es decir: se aprende sobre la marcha. Anabella también tiene ideas claras al respecto y señaló que es necesario entender que la situación “no es un aprendizaje de la Argentina, es un aprendizaje global”.

En este plano, valoró mucho a la comunidad científica y la caracterizó de “muy predispuesta a la cooperación nacional e internacional, a compartir datos y hacer proyectos en conjunto”.

Sobre esto continuó: “Esto no es un dato menor, en un mundo donde el encierro, el nacionalismo y el aislamiento aparecen como dato significativo. Más allá del discurso “para salvarnos tenemos que estar todos juntos” o “nadie se salva solo”, uno ve mucha conducta a nivel de los Estados o de algunos Estados, por lo menos, que dicen que su política es extremadamente nacionalista y no comparten parte de su conocimiento.

En ese sentido, hasta las comunidades científicas que están en esos países, y hay un caso específico que es el de Estados Unidos, están dispuestas a hacer actividades e investigaciones en conjunto con el resto de la comunidad científica a nivel planetario”.

La pospandemia y el futuro de la investigación

Ya ha pasado un buen tiempo desde que Busso daba sus primeros pasos en el mundo de la investigación junto a Bruno Bologna, el profesor y exdecano de la Facultad de Ciencia Política y RRII (FCPOLIT), que la invitó a formar parte de su equipo luego de rendir el examen final para recibirse.

Fue la experiencia y la vocación la que la llevaron a ocupar el lugar de Directora del Instituto de Investigaciones de esa misma casa de estudios. Un trabajo que desempeña desde hace 8 años.

La creación del Instituto fue un proyecto que en sus inicios buscó sistematizar toda la tradición científica de la Fcpolit. Así, los centros de estudios, grupos de investigación e investigadores/as de las diferentes disciplinas radicadas en esa unidad académica, se concentraron en un solo lugar, con el objetivo de reforzar la identidad. Finalmente, en el 2018 cuando este consigue su espacio propio mudándose al “Anden” de nuestro CUR (Centro Universitario de Rosario) da un nuevo salto de calidad.

Hoy es el lugar de trabajo y estudio de muchos y muchas investigadores de las Ciencias Sociales, y Busso tiene el rol de gestionar y potenciar las investigaciones que ahí se llevan a cabo. No obstante, repetidas veces, aclaró: “el Instituto difunde pero la actividad es fruto de las tareas de los centros de investigación, grupos de estudios e investigadores, tratamos de que lo que hacen sea conocido de la mejor manera posible pero el mérito es propio de ellos”.

— Anabella, ¿Qué acciones llevó el Instituto de Investigaciones durante la pandemia?

— Nuestra Facultad hizo un aporte importante a los análisis de la colección especial de coronavirus en el Repositorio Hipermedial UNR que participa de la Red de repositorios Latinoamericanos. Y en ese repositorio se registraron 361 artículos presentados sobre el tema de Covid de los cuales 50 fueron presentados por la UNR.

Dentro de ello la Fcpolit aportó unos cuantos textos que provienen de sus investigadores. Por otro lado nos notificaron muchos escritos y participaciones en formatos audiovisuales, en medios locales como nacionales (…) la Facultad trató de optimizar cualquier plataforma para que las actividades continuaran.

— ¿Crees que las modificaciones que la enseñanza atraviesa durante la pandemia llegaron para quedarse? ¿Puede trasladarse esto a la investigación?

— No estoy tan segura de los que dicen “bueno esto vino para quedarse, nada va a cambiar, todos nos vamos a quedar en nuestras casas, no vamos a salir a ninguna lado y trabajar desde ahí” porque siento el agobio de estar trabajando en mi casa. Creo que en la medida en que la pandemia se vaya superando y la gente vaya recuperando algo que para la humanidad es muy importante que es el contacto con el otro, la idea de volver al lugar de trabajo, va a ser una idea que prime.

Sin embargo, la profesora también señaló que algunas cuestiones van a permanecer y que la pandemia ha generado una puesta sobre la mesa de los instrumentos de la virtualidad de una manera contundente y exponencial. Sobre esto, también consideró: “es muy sano que exista una práctica y un derecho a la desconexión”.

Hacia el final, la conversación se concentró en imaginar el futuro y esto traería algunas últimas citas. Consultada sobre la llamada pospandemia, Busso alertó:

“El escenario de las pospandemia no va a ser un escenario totalmente virtual como el de la pandemia pero tampoco va a ser un escenario idéntico a lo que pasaba antes porque como coinciden la mayoría de los análisis, vamos a estar ante un mundo distinto.

Va a ser un mundo bastante problemático. Y yo creo que eso puede redefinir una cosa que es la más importante de todas: nuestras agendas de investigación”.

“Mi esperanza es que podamos volver a la presencialidad y que recuperemos o reservemos de la virtualidad, todo aquello que potencia nuestro trabajo”, finalizó la docente.