El periodista y profesor Sebastián Di Doménica visitó nuestra Facultad. En un año signado por las campañas electorales, habló del fenómeno de la desinformación y de cómo afecta a la construcción de la opinión pública en nuestras sociedades hipercomunicadas. Luego ofreció un taller donde participaron estudiantes, docentes y periodistas locales.
Meses antes de las elecciones estadounidenses, la izquierda y los adversarios de Trump usaron el concepto de fake news para alertar sobre noticias manipuladas o abiertamente falsas que parecían favorecer a Trump. La mayoría provenía de sitios de Internet poco fiables. Poco tiempo después, el término fue usado por Trump en su primera conferencia de prensa, al ser elegido presidente, para negarle la palabra a un periodista. El presidente norteamericano se apropió del concepto, explicó Di Doménica, y lo encontró sencillo y efectivo para atacar a la prensa que era crítica con sus propuestas y acciones y, de ese modo, extender la sensación de que no nos podemos fiar de nadie, de que los medios masivos ya no tienen el monopolio para determinar qué es lo que es cierto y qué no.
Para el profesor de la Universidad del Museo Social Argentino y la Universidad Nacional de Avellaneda, la circulación de información falsa crece más en tiempos electorales, como sucedió también en las últimas elecciones en India y Brasil, donde hubo un enorme envío de mensajes con contenidos engañosos mediante WhatsApp. El invitado sostuvo que WhatsApp e Instagram son redes sociales donde circulan muchas fake news. “Hoy por hoy WhatsApp es llamada como el agujero negro de la información porque, a diferencia de Facebook, la mecánica del envío de la noticia falsa es de uno a uno, es decir, otra persona no puede llegar a advertirle que el contenido es mentiroso y ficticio. Sólo la persona que lo recibió lo ve y lo cree”, señaló.
El fenómeno de las llamadas fake news tiene que ver con las nuevas prácticas de consumo de información. Di Doménica explicó el surgimiento de la denominada noticia incidental, es decir, los ciudadanos ya no van en búsqueda de la noticia en portales específicos o medios periodísticos de prestigio, sino que la información llega por diversas redes sociales, compartida por amigos, seguidores, fans. A la vez, el consumo de noticias breves en el celular favorece también la lectura fragmentada y descontextualizada. Otro fenómeno asociado es el del clickbait, palabra que se puede traducir literalmente como “cebo de clicks” y se refiere a titulares de noticias con gancho, de impacto para que los usuarios hagan click en el post y se genere mucho tráfico, con la consiguiente viralización de contenido engañoso y de baja calidad que busca más el impacto emocional que la rigurosidad.
Para finalizar, el docente indicó que son múltiples los factores que influyen en una persona, tanto para iniciar como para compartir una noticia falsa. “Por un lado, es porque quien creó el contenido quiere engañar o distraer de los temas que son importantes en el escenario de la discusión pública. Por otro, por mero entretenimiento o sátira de un medio”, precisó. Sin embargo, el investigador subrayó el hecho de que las noticias falsas responden en su mayoría a intereses de determinados sectores del poder político.
Esta disertación que continuó con una taller fue organizada por el Seminario de Investigación Periodística y la Escuela de Comunicación Social, y contó con la colaboración del Postítulo en Periodismo y el Observatorio de Medios de la UNR. Todos espacios que actualmente trabajan en pos de generar las condiciones para ejercer el derecho a la información como una práctica de ciudadanía comunicacional.